viernes, 16 de noviembre de 2012

Hablemos de gatos

Como sabéis, La Chismarraquería siempre ha tenido, desde sus orígenes allá por el año 2007, una ineludible e insaciable vocación cultural y didáctica. Hoy continuamos con este cometido hablando acerca de uno de los animales domésticos que pueblan nuestras ciudades.

Los gatos.

Porque sí señores. Aunque cuando estamos por la calle vemos casi exclusivamente a perros, muchos de los cuales están paseando a sus mascotas caninas, los gatos llevan acompañando a la Humanidad durante generaciones, durante siglos, durante milenios. Se estima que el gato convive de forma cercana con el ser humano desde hace 9.500 años. Casi nada.

A modo de ejemplo, las tablillas con escritura cuneiforme, el primer atisbo de escritura humana, tienen una antigüedad de unos 5.300 años. Así que, más de cuatro mil años antes de que alguien que seguramente se aburría inventase la escritura, ya había gatos viviendo con las personas.

Aunque no se sabe a ciencia cierta cuál fue la primera cultura en convertir al gato en animal doméstico, normalmente se le atribuye este mérito a los egipcios. Precisamente se trata de una civilización que incorporó su presencia en su mitología. Para los egipcios, los gatos eran animales sagrados y el castigo por matar a uno de ellos era la muerte. Asimismo, Bastet, diosa de la armonía y la felicidad, era representada con la cabeza de un gato.

Resulta curioso que, a nivel psicológico, los gatos domésticos tienden a ver a su dueño como un sustituto de su madre, siendo una relación que no se da únicamente en su etapa de cachorro, sino también en su etapa de madurez.

También debemos añadir que, quizás por la eterna comparación con los perros, se tiende a ver a los gatos como un animal poco sociable. No obstante, este hecho sólamente se podría aplicar a los gatos domésticos, ya que los salvajes tienen un caracter muy social y se establecen colonias con rangos muy jerarquizados.


Y hasta aquí el primer capítulo.


Para finalizar, os dejo un desafío visual. En la imagen que voy a poner más abajo hay un gato. A mí me costó bastante trabajo darme cuenta de que había uno ahí, así que si conseguís localizarlo es que sois unos auténticos cracks en la detección gatuna. Se podría decir que contáis con sentidos felinos.

La imagen:












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