Señoras, señores, gentes de mal vivir, periodistas, becarios...
Mucho se ha escrito y comentado sobre las famosas pulseras 'Power Balance'. Hay gente que cree que funcionan, hay gente que piensa que es un placebo, hay gente que piensa que es un mito y hay gente que la propone como sistema para identificación de retrasados.
En lo que a medios de comunicación se refiere, una noticia que comienza a ser recurrente para rellenar páginas (como las amplias noticias de exposiciones pictóricas de alguien que no conoce ni su puñetera madre) cuando no hay de donde rascar, es que la empresa que fabrica esos cachivaches ha perdido una demanda judicial con alguien que denunciaba que la pulserita no tiene ningún efecto.
Pero, a lo mejor, y digo sólo a lo mejor, es que no se han estado utilizando en el lugar correcto.
jueves, 31 de marzo de 2011
martes, 29 de marzo de 2011
Para casos de emergencia
¿Quién no ha vivido el llanto incesante y a pleno pulmón de un niño? Todos coincidiremos en que es una situación que poco a poco te pone de los nervios, primero por los chillidos atronadores a pocos centímetros de la oreja y, segundo y más importante, porque no consigues encontrar eso que demanda el niño que le dará paz y tranquilidad.
Hay quien recurre a pasearlo en el cochecito. Hay quien recurre a darle palmaditas en la espalda mientras le dice "eaaaa eaaaa". Hay quien recurre a los famosos y jartibles Cantajuegos. Hay quien recurre al Baby Einstein/Mozart/Galileo/Paco Sierra...
Pero para casos desesperados, la solución nos llega desde Noruega. Aprended de un maestro.
Hay quien recurre a pasearlo en el cochecito. Hay quien recurre a darle palmaditas en la espalda mientras le dice "eaaaa eaaaa". Hay quien recurre a los famosos y jartibles Cantajuegos. Hay quien recurre al Baby Einstein/Mozart/Galileo/Paco Sierra...
Pero para casos desesperados, la solución nos llega desde Noruega. Aprended de un maestro.
lunes, 14 de marzo de 2011
Odio eterno al fútbol moderno
Si el vídeo del Ave Fusil Magnífica fue muy grande, este es una auténtica brutalidad. Me ha quitado quince años de encima. Odio eterno al fútbol moderno.
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