Señores, ya huele. A azahar, a incienso, a cera, a torrijas, a piñonates… a Semana Santa. Y como no podía ser menos, la comunidad chismarraca no es ajena a tal festividad, amada y sentida por unos, incomprendida y criticada por otros, pero indiferente para nadie. Por ello, y en la enésima demostración de capacidad indagatoria, un servidor se complace en servir a esta muy digna familia las imágenes de la que será la Semana Santa del futuro. Y no, no corresponden a Nueva York, Taiwam o Tokyo, ciudades éstas a la vanguardia de las tecnologías, sino al barrio de Rochealambert donde, guiados por los conocimientos cofradieros de un tal Caraballo Pérez, han dado un paso más en este mundo de los cristos, las vírgenes, las túnicas y las saetas. Que lo disfruten.
Un abrazo Andréeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeesssssssssssssssssssssssss
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